Arte, educación y neurociencia desde dentro del armario. Pío del Río-Hortega, ese gran desconocido.
Diego Ortega Alonso y Elena Lázaro Real
Universidad de Jaén, España
En esta propuesta abrimos el armario del doctor Pío del Río-Hortega para rebuscar en uno de sus cajones, concretamente en el que guarda las herramientas didácticas de carácter gráfico que él mismo realizó tanto para publicaciones sobre sus descubrimientos científicos, como para materiales empleados en su actividad docente e investigadora. Esta aventura nos lleva a trazar una línea paralela entre estos trabajos (o al menos, una selección de ellos), con el periplo vital de quien ha sido uno de los científicos españoles más importantes, relevantes e influyentes del siglo XX. También uno de los más desconocidos por el público general, por su elección de vivir su homosexualidad con naturalidad.
Nominado en dos ocasiones al premio Nobel de Fisiología o Medicina, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oxford, del Río-Hortega fue uno de los discípulos más aventajados de Cajal y responsable de dibujar las líneas maestras de la investigación en neurociencia, lápiz y pincel en mano. El genial vallisoletano desarrolló un método de tinción basado en carbonato de plata amoniacal, o carbonato argéntico, que revolucionó el estudio del sistema nervioso, y que le permitió descubrir la neuroglía (conjunto de células del sistema nervioso que dan soporte estructural, metabólico y protector a las neuronas) y otras estructuras celulares internas.
Además de las enormes cualidades técnicas de sus descubrimientos, del Río-Hortega transmitía el conocimiento en sus investigaciones, publicaciones y clases magistrales con una enorme sensibilidad artística, tal y como puede apreciarse en sus ilustraciones realizadas a mano, observadas a través del telescopio, y en las notas al pie que acompañaban muchas de ellas:
Ni la fealdad del sapo, ni la hediondez de su intestino pueden sospecharse en el abanico que forman sus células epiteliales.
En las cansadas células nerviosas del perro senil los brazos protoplásmicos tienen nuevos retoños y parecen arbustos florecidos.