La importancia de la cultura en la construcción de la identidad. El personaje marica en el cine español en la Dictadura y en la Transición.

​

Juan-Ramón Barbancho Rodríguez 

Asociación Adriano Antinoo

 

 

​En nuestra propuesta hablamos de la importancia de la representación y el poder de las imágenes en la construcción de significados a través de lo audiovisual. Los medios, en este caso el cine, crean estereotipos y transmiten valores (tanto positivos como negativos). En el contexto español del final de la Dictadura y la Transición, en el que parecía que todo se estaba estrenando y se estaba cimentando una nueva sociedad con la posibilidad de construir(se) una nueva imagen del marica, esa nueva era fundamental no sólo para poder salir del armario social —y del personal—, sino para huir de la imagen de marginalidad y exclusión que se había transmitido en las películas en las que podía aparecer un personaje marica, que era permitido sólo si era hilarante o perverso. 
Hablamos de una cultura entendida como un proceso de desarrollo intelectual, espiritual y estético, tal como lo analizan los estudios culturales, pero sobre todo como forma de designar una particular forma de vida de manera desprejuiciada, sin señalamientos peyorativos de ningún tipo, por eso hablamos de construcción en positivo. Como una producción de sentido capaz de crear una cultura o subcultura homosexual en la que verse no solo reconocido, sino también valorado, pero valorado tanto si eres un «marica serio» como si eres una tremenda loca, qué tanto da. 
En resumen, planteamos esa importancia de una cultura que tenía que ver con construirse en positivo y, muy importante, aparecer ante los demás como una persona “normal” y “decente” que supusiera una rectificación de esa imagen negativa de hombre ridículo o perverso. Para esto, en nuestra comunicación citaremos dos casos paradigmáticos: Diferente (1961-1962) de Alfredo Alaria, como ejemplo durante la Dictadura, y Los placeres ocultos (1977) de Eloy de la Iglesia ya en la Transición.